En ese sentido Cheese Bar, idea de los dueños de la tienda de quesos Poncelet, es un lugar perfecto para ir a tomarse una o varias tablas de quesos, con un vinito, y en un local decorado de forma muy divertida, distinta, muy agradable. También hay otras opciones en la carta, probé la escalibada, que aunque rica, era escasa y con menos gracia de lo que realmente se viene a hacer aquí.
En primer lugar, elegir los quesos que se quieren tomar. Lo que ofrecen son tablas, para una o varias personas y con 3,4,5...10 tipos de queso, en función de lo cual será el precio por persona.
Hay quesos de todo tipo y de varios países así que recomiendo que os dejéis aconsejar. El servicio es bastante atento y sabe de lo que habla. Las tablas pueden ser quizá un poco pequeñas, pero si además pedís el pan (que por cierto, no me parece que esté a la altura de un sitio como éste) con mantequilla francesa (por dos euros más) habréis comido bastante bien.
No probé los postres pero ofrecen tres tipos distintos de tarta de queso, además de helados, también de queso por supuesto. Y sonaban bastante bien...
El precio, en torno a los 20 euros - como siempre - lo convierten en una opción "simpática" para un día en que os apetezca algo distinto, y como ya he dicho, en un sitio muy agradable.
